miércoles, 30 de junio de 2010

De la Corgoň Liga a líder del Kuc Kuc Klan



Por Sopenilla
A posteriori, será recordado como uno de los momentos (frikis) del Mundial. Minuto 25 de partido. De Rossi, posiblemente el valor más seguro de la azzurra menos fiable que se ha visto en los últimos años, falla un pase claro cerca de su propia área. Eslovaquia recupera el balón y Vittek, de tiro raso, no perdona ante Marchetti. Las cámaras se fijan en el goleador pero las miradas de analistas y ojeadores se detienen en el recuperador: ¿Juraj Kucka?

Ante la pregunta, medio mundo demuestra no tener a mano más que un par de datos referidos a la procedencia de este volante que juega en liga del país vecino, la poderosa Gambrinus Liga, enrolado en las filas del Sparta de Praga. Axel Torres, gurú de ese colectivo de locos por el fútbol internacional bautizado como “Los Parabólicos”, no tiene más remedio que revelar su completa ignorancia al respecto. La noticia no es que Italia vaya perdiendo, sino la existencia de un sujeto andante y no identificado en el mundial más globalizado de la historia.

Es curioso que esto ocurra, igualmente, en el mundial de las nuevas tecnologías. Miles de blogs sobre ligas y equipos menores, infinitos vídeos en YouTube de los próximos renaldinhos en ciernes, cientos de cuentas activadas en Twitter para hablar de futuras promesas... y salta la liebre en forma de fallo en el sistema por medio de Kucka. El fútbol moderno ha alumbrado el scouting como forma de vida para muchos. No obstante, y por suerte, la cita con la Copa del Mundo cada cuatro años sigue siendo el magno escaparate de antaño, donde descubrimos estrellas por un día como Fadiga, Letchkov, Gamarra o el coreano Ahn Jung-Hwan.

De la gloria a… ¿Sevilla?

En el día en que la vigente campeona dijo adiós, fue el turno de Juraj Kucka. Su historia personal, al margen de lo que los octavos le deparen a él y a su selección, cuenta con ingredientes suficientes como para convertirlo en el "hype" de lo que llevamos de campeonato.

De entrada, su inclusión en la lista definitiva de Wladimir Weiss fue una prueba de fe en toda regla del seleccionador. Pese a haber firmado una prometedora trayectoria en las últimas tres temporadas que le llevaron a la internacionalidad en 2008 y, de ahí, a dar el salto con el Sparta de Praga, Kucka se pasó buena parte de la última campaña alejado de los terrenos de juego por culpa una lesión de rodilla.

Tras haber firmado un buen inicio de año con el Sparta, con el que llegó a disputar 20 partidos, Kuco –como se le conoce familiarmente– se vio obligado a competir con el filial en la segunda división checa para recuperar a tiempo su mejor nivel.

Con todo, Weiss lo tenía claro antes incluso de que el veterano Miroslav Karhan, que renaldeó en su día en el Betis, se cayera finalmente de la convocatoria definitiva por un pequeño desgarro en el tendón de Aquiles. La progresión de Kucka lo avalaba: vivió el descenso del modesto Podbrezova eslovaco en 2006, su primer año como profesional, pero no por ello dejó de llamar la atención. El MFK Ruzomberok, un nuevo rico de la Corgoň Liga eslovaca, se fijó en él y lo reclutó para jugar en un estadio poco más grande que el del Alrcorcón. De ahí a la selección absoluta no hubo que aguardar mucho: el tiempo que Weiss tardó en tomar las riendas de los "Repre".

Su temprana lesión con el Sparta le impidió saborear plenamente la histórica clasificación mundialista de su país. Afortunadamente, su activa participación en la eliminación italiana le ha reportado un hueco en el top ten de hits de este mundial. ¿Volveremos a tener noticias de Juraj Kucka?. En cualquier caso FNF, que nada tiene que ver su club de fans en Facebook, el Kuc Kuc Klan, le reconoce abiertamente su minuto de gloria. Aunque luego acabe lijando banquillo en el Ruiz de Lopera.

martes, 29 de junio de 2010

Dunga: el sargento 'lelo'

Si la cara es el espejo del alma, en ésta no hay ni rostro de jogo bonito

Por Rocheteau
Me lo imagino en la primera concentración, cogiendo al chavalín recién llegado a la selección del Internacional de Porto Alegre y soltándole a dos palmos de la cara: “En río Grande do Sul sólo hay vacas y maricones, y tú no tienes cara de vaca”. Tampoco es culpa de Dunga si nació con facciones de marine, con espíritu de marine y con corte de pelo de marine (bueno, esto sí que lo es).

Dunga es el tipo más odiado de este mundial. Domenech le podría disputar el puesto pero ya le han eliminado, es un perdedor y además es de esos tipos de los que todos se ríen. Un apestado. De Dunga no se ríe ni Dios. Probablemente porque ni siquiera él lo haya hecho alguna vez. Dunga acojona. A los periodistas. A nosotros si se nos pone en el urinario de al lado. Y a los 23 de Brasil, de Kaká a Robinho pasando por Maicon.

Al sargento Carlos Caetano Bledorn Verri lo único que no le cuadra es el apodo. Dunga es el nombre del séptimo enanito de Blancanieves. En español, Mudito. En brasileño, sería más bien algo como lelo o alelado. Se lo puso su tío Claudio porque de pequeño era un menino bastante escuchimizado al que la ropa le quedaba siempre grande.

El caso es que Dunga no tiene un pelo de "dunga". Los talibanes del tiki-taka lo consideran el mayor hereje, a la par que Mourinho, de ese fútbol platónico donde juegan 11 mediapuntas de ojos azules, no vale marcar desde fuera del área y la trayectoria más corta entre dos puntos siempre son 53 pases. Dicen que ha traicionado el fútbol de Brasil, el jogo bonito y la samba. pero olvidan que antes de él fueron Parreira, Scolari, Luxemburgo, que el lema de la bandera de Brasil es “Ordem e Progresso” y que la tribal capoeira es tan brasileña como el contoneo de caderas con lentejuelas en los pezones.

La era Dunga

Apenas un puñado jugadores pueden decir que han marcado una época en la selección brasileña. Nadie habla de la “era Romario”. A pesar de que conquistaron todos los títulos juntos, aquella generación noventera todavía es conocida como la “era Dunga”. El mismo Romario lo reconoció: “Dunga, más que cualquier otro, sabe lo que significa llevar esa camiseta amarilla”. Lo sabe bien. Habla de su ex compañero de habitación. Zagallo se lo colocó al lado para que le pusiera firme y le tuviese concentrado durante todo el Mundial.

En Brasil, hasta Lula le ha criticado por no llevar a Ronaldinho, un borrachín que no camina; a Adriano, un poliadicto orondo; a Ronaldo, un fiestero obeso, ni a Pato (lo de Pato tampoco me lo explico yo), ni a jovenzuelos como Neymar o Ganso. En su web, Dunga explica su jugador ideal: “Humilde, respetuoso con sus compañeros, trabajador, patriótico y que ame la selección”. Coincidiremos en que el currículum no le pega a ninguno de los seis ausentes.

Lo explica el escritor brasileño Luiz Fernando Verissimo: “Ningún equipo sin un Dunga ha llegado a los octavos de final de un Mundial”. Los que prefieren las citas de Lewis Carroll al fútbol dicen que era un mediocentro defensivo, un destructor del juego adverso. No. Dunga fue, ante todo, un líder. Después, un organizador. Lo tercero, sí, y sólo entonces, un destructor.

Cito sin problema a la wiki, en su versión inglesa, porque pocas veces ha afinado tanto tácticamente en una de sus biografías peñazo: “Dunga jugaba el rol decisivo de mediocampista con una eficacia extrema. Muchos jugadores en su posición se desgastaban en tackles y entradas, pero Dunga rara vez se tiraba al suelo, prefería el timing y la anticipación. Su habilidad de pase era también increíble, siempre relanzando el juego y rara vez perdiendo la pelota”. Sin contar su disparo desde fuera y su pase en largo. De hecho, en su web oficial (capitaodunga.com.br) hay una animación fija en la parte de abajo, un pase suyo de 50 m. a Romario.

En versión europea, la versión más cercana sería Deschamps. No por casualidad, otro gran técnico. Al que muchos critican por defensivo. Sí, pero por el Olympique de Marsella pasaron técnicos durante los últimos 18 años y ninguno ganó la liga.

Sexy como el Pescara

Dunga jugó en equipos a la altura de su sex appeal, como el Pescara, el Stuttgart, el Pisa y la Fiore. Ganó poco, salvo con Brasil. Y siempre tuvo que nadar contracorriente por tenerlos bien puestos. Cuando le ofrecieron el puesto en 2000, lo rechazó por su desacuerdo en cómo estaba gestionada la Federación.

La Fiorentina se negó a traspasarlo a la Juve a pesar de una oferta de 13.000 millones de liras. Sin embargo, ese verano del 92 se truncó su carrera como ‘viola’. Dunga aseguró en público que Cecchi Gori (ex propietario del club, una especie de Berlusconi de serie B) “había intentado convencerle, a través de personas de confianza, para espiar al vestuario”.

Y así ha ido siempre el sargento lelo, caminando derecho como un marine. Quedaría muy bien en este párrafo decir que le da igual lo que digan de él. En absoluto. Cuando lo machacaron vivo en el 90 tras un horroroso Mundial y le convirtieron en el chivo expiatorio de la derrota, le tomó la matrícula a todos los periodistas. En el 94 se tomó venganza levantando la Copa del Mundo (tras marcar el tercer penalti en aquella tanda decisiva ante Italia).

En este Mundial le ha vuelto a traicionar el pronto tras insultar a un periodista en una rueda de prensa. No eligió a un becario, sino a Álex Escobar, de TV Globo, la televisión más influyente de Brasil, que pertenece al grupo más ídem del país, embarcado en una operación de acoso y derribo contra el técnico. No casualmente, Dunga acababa de negarse a la participación de Kaká y Luis Fabiano en el programa estrella de las noches de domingo.

Las disculpas de Dunga fueron un perfecto resumen de quién es este tipo: “Para mí, esto (el Mundial) es sólo una oportunidad para poner en práctica lo que me enseñó: que un hombre, para ser hombre, tiene que tener virtud, coherencia, dignidad, transparencia y pedir disculpas cuando hace algo mal [...] Mi mamá, que es maestra de historia, me enseñó el amor a nuestro país. Hay que ser patriotas. Tenemos que luchar por nuestro país, nuestra familia, nuestros amigos. La adversidad sólo nos hará crecer". Un poco derechón, vale. Pero de una pieza. Como un buen sargento de marines sin un pelo de "dunga"..

domingo, 27 de junio de 2010

Alemania, Capello y el enigma inglés

Por Halftown
Dicen en Inglaterra que todos los partidos amistosos lo son, excepto cuando juegan contra Alemania. El partido de hoy no tendrá nada de amistad, ni de jogo bonito, ni posiblemente una pizca de fair play.

Después de los juicios de Nuremberg, la rivalidad entre los dos países se ha trasladado al verde futbolero. De 1945 a esta parte, las ha habido de todos los colores. Esta vez, el precedente más inmediato no es el amistoso que disputaron ambos equipos a finales de 2008 en Berlín (1-2 para los de Capello, con Bridge y Terry compartiendo defensa, sin Rooney, Gerrard ni Lampard pero, sí, con David James de titular), sino la final del europeo sub-21 disputada hace justo un año en Suecia, en la que la Alemania de Neuer, Khedira y Ozil se tomó en serio el revival de la Operación León Marino: 4-0 fácil. Afortunadamente para Inglaterra, el único jugador en común entre aquella selección y la que ha viajado a Sudáfrica es James Milner… y afortunadamente para Milner, Capello no asistió a aquel partido.

El general italiano, si quiere ganar esta batalla, tendrá que no sólo que cortocircuitar las rápidas combinaciones alemanas, sino sobre todo descifrar una configuración de su propio medio campo que funcione. Hasta ahora, Gerrard y Lampard han seguido siendo un juego de suma cero, Milner ha dejado poco más que un centro beckhamesco y Barry no ha pasado de ser un bulto sospechoso.

Las cartas marcadas

La alusión a la II Guerra Mundial no por tópica deja de ser pertinente. Por muchos desembarcos que nos vendan los historiadores, posiblemente la principal razón por la que Oxford Circus no se llama hoy Göring Platz fue Ultra, el trabajo de los rompecódigos de la inteligencia inglesa que trabajaban en Bletchey Park.

Durante la guerra, las comunicaciones secretas alemanas pasaban por la máquina Enigma, considerada entonces tan inhackeable como la PlayStation 3 lo es hoy. Lo que los nazis no sabían es que, desde 1940, Churchill desayunaba su porridge mientras leía las últimas órdenes del alto mando alemán. Lo que se llama jugar con las cartas marcadas, un poco al estilo de aquella escena de Goldfinger en las que el malo de la función (alemán, of course) despluma a un incauto, mientras por un pinganillo le cantan las jugadas de su rival.

Enigma tenía el aspecto de una máquina de escribir, teclado incluido, pero detrás escondía una compleja combinación de rotores que se encargaban de codificar los mensajes.

Curiosamente, los primeros y decisivos esfuerzos para descifrar la máquina fueron mucho antes del principio de la guerra, y no fueron ingleses, sino polacos.
En 2010, en cambio, los únicos polacos decisivos se llaman Miroslav Klose y Lukas Podolski, y juegan del lado alemán. Y es que esta Alemania 2.0 ha acabado como la Wehrmacht: con oficiales patrios en la retaguardia, y utilizando soldados de los territorios ocupados en primera línea de fuego. Joachim Löw -ese híbrido de Alan Rickman en las películas de Harry Potter y el Lobo Carrasco- sabe muy bien que sólo con soldados arios no se va muy lejos.

Se adivina un partido impredecible, con una Alemania genial pero intermitente -a la imagen de su estrella Ozil, una especie de remake de Mehmet Scholl-, y una Inglaterra que sale a jugar con el freno de mano puesto, con Rooney en un estado de forma parecido al de Fernando Torres.

A diferencia de 1940, nadie en Inglaterra –desde luego, no el hasta ahora intocable Gareth Barry- parece preparado para descodificar el juego germano como lo hacían en Bletchey Park. También a diferencia de 1940, los alemanes no juegan con las cartas marcadas. Esta vez, el principal enigma reside en el propio equipo inglés.

jueves, 24 de junio de 2010

Los Jomeini del toque

Por Rocheteau
Si hubiese escrito este artículo tras el partido ante Suiza, algunos me acusarían de ventajista. Tras el de Honduras, de oportunista. Así que lo escribo a pocas horas de jugar contra Chile. NO ME GUSTA EL TIQUI-TACA. O, mejor dicho, es el peor estilo para un Mundial: multiplicas los riesgos, tiende a un barroquismo ineficaz y, salvo en contadas ocasiones, es el mejor modo de cavar la tumba de un equipo. ¿Que cuando funciona es orgásmico? Cuestión de afinidad: en clase de Historia siempre me cayó mejor Esparta que Atenas.

España tuvo un 74% de posesión contra Suiza. De media en los dos primeros encuentros, un 66%. Una burrada. Balance: una derrota y una victoria tristona. Axioma n.1: tener el balón no significa ganar, y menos aún crear peligro. Las dos ocasiones de Suiza fueron más claras que las de España, pese a los tropecientosmil tiros que la prensa blandía como prueba de la verdad suprema.

El otro día me topé con un titular en la portada de La Gazzetta dello Sport que decía: “¿La posesión del balón es eficaz? Antídoto al modelo Barça. El efecto Mou en Sudáfrica”. La teoría italiana puede estar equivocada, pero plantea argumentos objetivos: “El porcentaje de posesión cuenta una parte de la verdad, pero no dice a qué velocidad corría el balón”.

Es decir, que tiene poco mérito tener el balón cuando el rival te lo cede. Es más, ni siquiera lo persigue. Y, por tanto, no se cansa. Brasil tuvo un 72% frente a corea del Norte en el primer partido. ¿Jogo Bonito? No. Victoria 2-1 y justita. El diario italiano lo explica con un adjetivo delicioso: “El toque de los brasileños es menos jomeinista que el de los españoles”.

Dice la Gazzetta: El tiqui-taca “es un mecanismo complejo y frágil. Necesita premeditación, velocidad, brillantez y jugadores adecuados. Si falla uno de estos elementos, la máquina se gripa y se convierte en un laborioso y barroco monumento a la impotencia”. La única rapidez de España la han puesto Villa y Torres, y ha sido criticada por sacrílega, como si quebrase los mandamientos de la Torah de Luis Aragonés.

Porque algo de religioso hay en todo esto. En España se ha establecido como una extraña supremacía moral del tiqui-taca: teoría angelical según la cual este estilo entronca con todos el bien universal de Aristóteles, el 0,7% para África, pasando por la lucha de los Jedi, los federales en la guerra de Secesión y, claro, Barack Obama, que si jugase al fútbol sería un mediocentro del Barça y criado en La Masía..

Es como si Kárpov hubiese declarado tras perder el título ante Kasparov que su apertura era mucho más arriesgada que la del ogro de Bakú. Ignoro como se dice gilipichis en ruso, pero la prensa le habría dicho: “Anatoli, macho, pues cubre tu rey y déjate de milongas”, suponiendo que se diga “milongas” en ruso.

Contraataque y buenas noches

Dice el poeta, entre toques de arpa, que cuando tienes la pelota te defiendes porque el rival carece de ella y que jugar bien es el mejor modo de llegar a la victoria. Responde Carlo Ancelotti, el entrenador menos italiano de los entrenadores italianos: “Mentira. La posesión de balón tiene sentido sólo si se culmina, o sea, si sirve para crear espacios, hueco por los costados o liberar para el disparo. Si no, es arriesgadísima. En cuanto el enemigo corta tu aburrido (y algo presuntuoso) toqueteo, se van directos al contraataque y buenas noches a tu idea”. Vamos, que el toque sirve si juegas más o menos como Chile.

Pensaréis que, claro, qué se puede esperar de un diario italiano. El caso es que, el otro día, Mazinho escribía esto en El País, refiriéndose a la Brasil del odiado Dunga: “Hay equipos que sedefienden bien, pero atacan peor; otros son buenos moviendo la pelota, pero tienen errores atrás y lo pagan. Brasil se ha planteado ser buena en las dos áreas”. ¿No suena eso a fútbol total?

Y algunos objetarán que Mazinho era un mediocentro defensivo. Como Dunga. Resulta que el martes 22, leía en L’Équipe una crítica similar a la flacidez pendular de España: "Los dos partidos dejan la impresión de que España se ensimisma a veces en un juego de pases que gira sobre sí mismo. La frontera es estrecha entre la elaboración de un remolino frenético que desorienta al adversario y esta manera de ronronear y, a menudo, de mirarse jugar. Ayer fue tan fácil que España se quedó en lo fácil. Habrá que ser menos condescendientes para llegar hasta el final". Pero hay quien dirá que los franceses nos tienen siempre inquina.

Hete aquí que el hombre que más magia ha destilado con / y sin una pelota, Diego Armando Maradona, decía esto en una charla con Olé: “Si los arcos están de costado, España hubiese ganado 10 a 1. Porque la tienen, la tienen, la tienen, pero cuando van a atacar...”

Lo que no quita, por supuesto, para que todos, menos España, estemos equivocados. Como suele ser habitual...

miércoles, 23 de junio de 2010

Jong, el estalinista con ipod



Por Nunn
"El país establecido por la voluntad del pueblo / abrazando las olas con gran fuerza. / Déjanos glorificar a esta Corea por siempre / ilimitadamente fuerte y rica".

Cuando Jong Tae Se, un chico nacido y criado en Japón, escucha la letra del himno de la República Popular Democrática de Corea no puede parar de llorar. No lo ha hecho sólo durante el Mundial: cada vez que se pone la camiseta de Corea del Norte no logra contener un sollozo desconsolado. En cambio, ninguno de sus compañeros suelta ni una lágrima.
El Noticiero RCN, cercano al uribismo en Colombia, lo llamó "gallina" y "nena". Para otros, es la viva imagen del patriotismo que nadie siente en el Mundial. Pero, ¿por qué llora este tipo? Las lágrimas de Jong Tae Se han sido una de las sensaciones del campeonato. Y tienen una raíz profunda y complicada.

Jong Tae Se es japonés. Además, de tercera generación. Aunque algunos medios españoles se han empeñado en afirmar que nunca ha pisado Corea del Norte (empíricamente imposible, ya que, al menos, ha jugado los partidos de clasificación para el Mundial en Pyongyang), es cierto que es un extranjero. Pero extraño: nacido en Japón, estudió en una escuela y una universidad controladas por Corea del Norte en suelo japonés.

¿Estalinista con Hummer?

Se educó en el culto al líder Kim Jong Il con un iPod en el bolsillo. Mamó el estalinismo pudiendo comprarse un Hummer. Pero al margen de la evidente contradicción del delantero, es imposible rebatir su patriotismo hacia una nación con la que mantiene una relación casi mística.

Su madre, norconeana de corazón, vive en un país que no reconoce a su patria, con la que no mantiene relaciones diplomáticas. Ya que ella no podía somatizar tal contradicción, trató de hacer a su hijo un perfecto soldado estalinista, con una férrea educación norcoreana en la tierra del consumismo.

La colonia de norcoreanos a la que pertenece la familia del jugador se llama Chongryon, y se estableció en suelo nipón durante la ocupación japonesa de Corea, de 1910 hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Cuando, al acabar la IIWW, Japón se marchó de la península y el país se dividió en dos, muchos Chongryon no regresaron, pero mantuvieron el contacto y apoyaron el gobierno comunista surgido del control soviético del Norte.


Estalinistas con tragaperras

Hoy, la colonia, a la que pertenece Jong controla buena parte del negocio del juego en Japón, al estilo de los nativos norteamericanos en los Estados Unidos. Así, cuando al delantero le llegó la hora de representar a un país, Japón, Corea del Sur y la República Popular quisieron contar con él. El chico lo tenía claro: su sueño siempre fue honrar a su madre y llevar orgulloso la bandera estrellada del que considera su país.


Unas gestiones diplomáticas le facilitaron un pasaporte norcoreano y la FIFA, ese organismo que tiene en su seno más federaciones que países reconoce la ONU, dijo que sí, que el chico podía jugar. En un Campeonato de Asia Oriental de 2007 debutó el joven: ocho goles en los dos primeros partidos. En su quinto encuentro internacional, golito a Japón; en el sexto, otro a Corea del Sur.

Sus lágrimas en el himno parecen encarnar las del desarraigo de su madre y las de muchos coreanos, del norte y del sur, que siguen combatiendo por una identidad en un país que sigue oficialmente en guerra. Eso sí: supongo que cuando le da la morriña, Jong Tae Se enciende el iPod y lo mismo se le pasa.

martes, 22 de junio de 2010

La última carambola del flipper azul

Por Sebastián Dulbeca

Repentinamente el balón apenas se intuye y al ‘tatatata’ le sobran letras.

"Pero viste lo que fue eso? ¿Pero vos te das cuenta? ¡Está vivo! ¡Gardel está vivo!".

21 de junio de 1994. Foxboro Stadium (Boston). Min. 60: 3-0. De nuevo el 10. Como en los Mundiales anteriores. En aceleración total por última vez. Y con polera color overol –comparecían Ruggeri, Chamot, Sensini, Simeone…– en lugar de albiceleste.

"No se sabía donde estaba la pelota" -y sigue-. Parecía en un ‘flipper’, pero toda la maquinita parecía azul".

Invisibilizando a Balbo, Caniggia y Redondo, el hombre que puso verbo épico donde sólo había jerga de potrero reserva toda la gloria para Diego. Para ‘su’ Diego.

"La puso en un ángulo y Maradona, acordándose de un griego que solía hablar con humildad, esta vez dijo: 'De fútbol lo sé todo".


Y en cambio nada de lo que sucedió después podían imaginárselo. El escándalo. La negación. La evidencia. La despedida. Un Viernes Santo que por supuesto no figura
en el calendario eclesiástico de Amez y Verón.

"Se prendió Maradona, se apagó para toda la tarde Grecia", remata su narración Víctor Hugo Morales. Y el camino de uno y otro desde entonces dejó de ser el mismo.

Maradona pasó de escupir su rabia en formato ‘reality gol’, delirando ante las cámaras, a tragarse la jubilación anticipada tras ser hallado culpable de dopaje (cinco sustancias estimulantes distintas fueron halladas en su sangre). Morales siguió proyectando en su garganta las hazañas de otros. Dicen que dijo el relator que aquella narración del verano yanqui fue la mejor de toda su carrera. Díficil creerlo después de su inmortal relato del 2-0 a Inglaterra.

Tres décadas y media más tarde Grecia vuelve a emparejar a ambas leyendas. El genio del fútbol mundial ahora habita el área técnica del banquillo después de malgastar varias vidas como el maldito predilecto del país y, valga la redundancia, de casi todo el orbe balompédico. Al periodista, señalado cual Judas en pleno conflicto mediático-político en Argentina a cuenta de los derechos del fútbol, se le invita a volver a su Uruguay de cuna por su apoyo a Kirchner y declaraciones como ésta: "Entre ganar el Mundial y la nueva Ley de Medios, elijo la Ley".

Para aprender sobre dioses esquivos, ídolos caídos y coincidencias cataclísmicas no siempre hay que atender al orden clásico.

lunes, 21 de junio de 2010

La teología futbolística de Joseph Ratzinger

Por Sopenilla
Hace 15 años, el entonces arzobispo de Munich publicaba el libro Suchen, was droben ist (Buscar lo de arriba). De aquella obra centrada en las cosas del más allá, llamaba la atención la inclusión de un texto dedicado al acontecimiento con mayor repercusión mediática en la vida de los hombres.

¿Un sucesor de Pedro hablando de algo mundano? Pues sí. El texto en cuestión llevaba por título «El juego y la vida» y ahora, gracias a las nuevas tecnologías, se encuentra en línea, a disposición de todos los internautas que quieran consultarlo. Siguiendo la tradición especulativa germánica, Ratzinger indagaba en los porqués que conducen a una masa de 600 millones de espectadores a apostarse frente al televisor cada cuatro años.

Frente al tópico del panem et circenses, tan superficial como insuficiente, el de Baviera hallaba en la lucha de 22 tíos por introducir una pelotita en la portería rival «una suerte de intento de regreso al paraíso» en forma de huida «de la esclavizante seriedad de la vida cotidiana». Vamos, un remedo escatológico como aislante transitorio de las penurias de la rutina diaria. La verdad es que ni puesto en boca de ZP, deseoso de hallar un oasis en medio del desierto que atraviesa en los últimos tiempos.

Así que, lejos de condenar el fútbol como una práctica ociosa que distrae de las verdaderas ocupaciones, el pontífice lo rescataba atraído por la puesta en práctica que presupone de valores como la disciplina individual y la cooperación colectiva. Es probable que, cuando escribió esto, no tuviera a mano ninguna carta astral para predecir que esos mismos valores son tan exigibles en caso de éxito como rechazables cuando lo único que importa es la satisfacción de ese feeling personal llamado ego.

El fútbol es la vida

Aunque para llegar a esta última conclusión sólo hace falta recurrir al refranero popular, se ve que en el Vaticano por fin se han dado cuenta de que el fútbol es la vida. Quizá por ello no resulte extraño que, a partir de ahora, la acción proselitista se encamine a cristianizar este espectáculo en contra de los designios de la FIFA.

De momento, y de modo paralelo a la disputa del Mundial, diversas entidades eclesiásticas ya han puesto en marcha varias iniciativas en este sentido. Entre ellas, la Copa de Fútbol por la Paz, un campeonato alternativo que se celebra en la localidad de Atteridgeville, cerca de Pretoria. 64 jugadores de diferentes religiones, razas y nacionalidades (hasta 15 países) se reunirán en torno a un terreno de juego cada sábado a lo largo del mes de junio. El partido final tendrá lugar el 3 de julio.

Siguiendo con el googling, bastan unos minutos para comprobar la existencia de páginas creadas para dar respuesta a las necesidades de todos aquellos aficionados católicos que, movidos por algo tan material como un trofeo de oro, peregrinen hasta tierras sudafricanas. Es el caso de la web www.churchontheball.com, ideada por el periodista francés Antoine Soubrier, responsable de comunicación de la conferencia episcopal del África austral (Sudáfrica, Botsuana y Suazilandia).

Quién sabe, a lo mejor la iglesia libera al fútbol moderno del perverso espíritu comercial que lo envuelve desde que decidió vestirse según la moda metrosexual. Habrá que pedir que a Kaká no le entren ganas de apostatar. Por si acaso, y ante lo que pueda pasar a lo largo de estos días, D10S ya se preocupó en su momento de encargar misas.

domingo, 20 de junio de 2010

¿El mejor Mundial nunca visto?

Por Rocheteau
En cierto modo dirán que es por llevar la contraria, por impostura, y algo de eso hay en el espíritu fundacional de FNF, pero bueno, hay otros que viven de chupársela a instituciones futboleras o políticas, que cada cual elija su bando.

Que conste que yo me he aburrido igual que todos en estas dos semanas. Precisamente en uno de esos momentos de somnolencia mundialera (el Inglaterra-Argelia, algo así como doble ración de adormidera) se me ocurrió este post.

Era desolador ver a Inglaterra impotente, incapaz de conectar tres pases, con "eslabón perdido" Heskey de delantero, pasándolo mal ante una Argelia llena de retacos individualistas de pelo teñido. ¿Es eso un mal partido? Según.

Afirman los que entienden que las únicas exhibiciones del Mundial han sido la goleada de la Mannschaft en la primera jornada y la de Argentina. Sólo que Argentina jugó mejor en el primer partido, donde al final las pasó canutas ante Nigeria. Y Alemania estuvo a punto de empatar, con diez en el campo (thanks Undiano), en su segundo encuentro ante Serbia, que a mí me hizo vibrar mucho más que la exhibición de Özil.

Personalmente, el mejor partido hasta ahora ha sido Eslovenia-Estados Unidos. Goles, partido disputado, exhibición de los yankees en el segundo tiempo, anulación del gol que les habría permitido marcar el hito de remontar un 2-0 tras el descanso…

El partido de Inglaterra fue malo, claro, pero si Gerrard y Lampard hubiesen conectado dos misiles y Rooney se hubiese clavados uno de espuela y otro tras un sombrero, me habría levantado del sillón antes del min. 90. Sin embargo, con el 0-0 ahí que me quedé, clavadito hasta el final.

De hecho, y este es un dato bien significativo, la audiencia en este Mundial dobla en España a la de Alemania 2006 (cuatro millones y medio frente a algo más de dos).
Apasionantes carnicerías

Supongo que es la diferencia entre ver un partido de principio a fin o sólo los resúmenes. En una pieza de un minuto zapeas a otro telediario si no hay 3 ó 4 detallitos playstation. En un partido, lo que llama la atención es la intriga de saber quién puede ganar. Y si se trata de resultado incierto, no se ha visto un Mundial mejor.

Por primera vez vemos un Mundial en el que casca la gran favorita (España) a las primera de cambio; la segunda (Brasil) sufre ante Corea del Norte; Inglaterra lleva 2 empates ante Argelia y EEUU; Italia casi pierde ante Paraguay; Francia está virtualmente fuera; Alemania podría quedarse fuera y las pasará putas para ser primero y la anfitriona no pasará a la segunda fase y no ha tenido favores arbitrales (de verdad, señores de la FIFA, pónganse en marcha en el Sudáfrica-Francia, elijan un colegiado obediente de las Islas Comores, que vamos a estar todos de acuerdo en que les piten un par de penaltis a favor para que el pobre Mandela tenga una alegría que echarse a la boca…).

Esos partidos empatados que cuesta tragarse en la fase de grupos pueden convertirse en apasionantes y señoras carnicerías en octavos. Incluso en un par de días, cuando arranque la tercera jornada, será mejor llamar a los cascos azules en algún campo (o bueno, tanto da, en Srebrenica se quedaron mirando).

Las selecciones africanas están a un nivel penoso, pero los equipos orientales han dado un salto enorme en Sudáfrica 2010. Nueva Zelanda se sacó un empate inesperado. Los de la Conmebol no han perdido. De la Concacaf, sólo Honduras, y por 1-0. Es la rebelión de los modestos. La Bastilla de los mundiales. Los ricos también lloran. Y que se jodan.

viernes, 18 de junio de 2010

John 3:16 o nostalgia de una pancarta

Por Lola Dirceu
El Mundial de México 86 fue el del slalom y la mano de Maradona y el del penalty errado de Eloy Olalla. Para mi memoria, también fue el de una curiosa pancarta detrás de la portería que decía, lacónica, "John 3:16". Mi hermano y yo buscábamos el cartel en aquellos partidos de madrugada, intrigados por qué significaría aquel críptico y breve aforismo elaborado con grandes letras. El cartel parecía tener el don de la bilocación, en plan Santa Teresa, y se asomaba en Querétaro, en Puebla y en DF, simultanea y mágicamente.

En mi ignorancia infantil, imaginaba que era un mensaje cifrado que un espectador mandaba a un colega del tipo “Juan, a las tres y cuarto pasadas” (no había móviles para quedar a la salida, obviamente). También creí que era del plan “Mamá, no me esperes a cenar” o “El examen de mañana me la suda”, chascarrillos hechos con un colega para salir en Canal+ y pintados con rotulador de esos que al final de tanto "pintar pintar pintar sin parar" ya no pintan.

Con el tiempo y dosis de Google, di con el menda tras la tipografía casera: le apodan el Hombre Arco Iris, aunque su verdadero nombre es Rollen Stewart. Su cartel fue visto en Olimpiadas, Mundiales, la boda de Carlos y Diana, el Papa en Alaska, la Superbowl, el ascenso del Amurrio y la coreografía de girasoles de fin de curso de mi sobrino. Es todo un icono en la cultura pop de las barras y estrellas, y su vida ha sido objeto de análisis en el documental de Sam Green The Rainbow Man.

Micrófono de la Cope

Con el pelo multicolor y a lo afro cual micrófono de la COPE y sus camisetas de Jesus saves you a lo Kaká, Rollen inauguraba la figura del aprovechao que se había dado cuenta del filón que se abre al parecer de gañote en televisión por la vía de la pesadez.

Pero al contrario que el soplapollas de Jimmy Jump, Rollen se quedaba tranquilito en su butaca, logrando audiencia sin tener que burlar a los seguratas de campo. Lo suyo se difundía por esos canales de Dios muchos años antes de que los streakers menearan pene y escroto y reventaran la Premier por los tupidos campos de la Reina Isabel. No ponía barretinas a los jugadores. No ponía escupularios como flores hawaianas ni pegatas de la fiesta de la Banderita. Lástima que luego a Rainbow Man (66 años) se le fuera la olla y ahora cumpla prisión por intentos de secuestro, disturbios y mil desbarres ejecutados por los tipos que pierden la chaveta de tanto pensar en el Altísimo.

Porque, tan ta ta chán, la pancarta del colega Rollen se refería al versículo del evangelio de San Juan que proclama lo que sigue: “Y porque Dios que tanto amaba el mundo, entregó a su hijo, de modo que quienes creyeran en él no morirían, sino que vivirían eternamente”.

Si algún publicista de Nike se hubiera dado cuenta, habría tenido el spot para el Mundial hecho. Un iluminado detrás de la portería implora una señal del cielo, un dios que entrega a un genio del balompié a una humanidad aburrida (Messi, Cristiano Ronaldo o algún brasileño) y un vulgo fanatizado y feliz vive por los siglos de los siglos enganchado al fútbol por obra y gracia del astro enviado desde el firmamento. Y eso que a la selección de Brasil ya le han avisado los orondos de la FIFA que no miren al cielo en plan religioso (¿se percataron de la comedida celebración de Maicon al marcar a Corea del Norte?) cada vez que perforen la demoniaca portería contraria. Jesús...

jueves, 17 de junio de 2010

Tim Howard, un portero contra el Tourette

Por Nunn
Oliver Sacks, autor de algunas de las líneas escritas que más me han apasionado en esta vida, describe en 'Un antropólogo en Marte' el caso de un cirujano con síndrome de Tourette. Con la prosa sensible y periodística del neurólogo, podemos adentrarnos en un mundo que cuesta entender más que ninguno, el de una enfermedad que tira de un hilo invisible del que la porta, un hilo que le obliga a gritar tacos, maldiciones e incongruencias, a moverse con unos tics infernales, histriónicos y terroríficos.

Ninguna enfermedad me parece tan apasionante como el Tourette. Y ninguna tan aparentemente incontrolable. Por eso, que un cirujano, maestro de la precisión y la templanza, pudiera ejercer su oficio, como cuenta Sacks, con extraordinaria efectividad sólo puede ocurrir desde el terreno de lo milagroso. O no.

Explica Sacks que el cirujano puede trabajar por una cuesión de ritmo. Que su mente es capaz de hallar una concentración imposible de mantener siempre, en la que crea un ritmo imperturbable, ni siquiera interrumpido por ese hilo que tira de su cuerpo y su alma con resultados tan visibles para todos. Así, el cirujano puede operar como el mejor o pilotar un avión.

Tics ante millones de espectadores

Hay muy pocos deportistas con Tourette y todos encierran cierta leyenda. Los que padecen la enfermedad se convierten en obsesivos, repiten y repiten hasta llegar a alguna parte que calme los efectos de la enfermedad. Uno es Mahmoud Abdul-Raouf, famoso jugador de la NBA que se hizo célebre por negarse a escuchar de pie el himno norteamericano durante la primera Guerra de Irak. Acabó repudiado, y últimamente jugaba en Arabia Saudí y era el imán de una mezquita en su Guulfport natal, en el Mississippi profundo..

Tim Howard, portero de Estados Unidos en el Mundial y del Everton el resto del año, tiene Tourette. Cuando fichó por el Manchester United los tabloides ingleses lo llamaron "retrasado", "discapacitado", "zombie". Posiblemente, los tipos que escribieron aquello sigan trabajando. Es una lástima.

En un reportaje para '60 Minutos' de la CBS en 2005, Howard habla abiertamente de su enfermedad, de cómo ha batallado la incomprensión y la ignorancia con valentía, y de cómo lo sigue haciendo. De cómo ha sido capaz de controlar gran parte de los efectos de su enfermedad, y, sobre todo, de cómo ha conseguido ser un deportista de talla mundial y se ha puesto voluntariamente en el foco de la atención arrasando los prejuicios. En un mundo tan superficial como el del deporte profesiuonal Howard es una bella rara avis. Para cualquiera resulta difícil mantener cierto nivel de relaciones sociales con este mal. Los tics son irritantes y cómicos, y resulta complicado exhibirlos y ser inmune a la reacción del de enfrente. Howard se expuso más que ninguno, pues los que le miran son millones. Y ganó.

Howard es profundamente religioso, como el musulmán Abdul-Raouf, que cambió su nombre del original Chris Jackson. A través de sus creencias revirtió una infancia de risas y cuchicheos a sus espaldas en una madurez exitosa y valiente. Luchó contra los tics y los venció.

Dicen que Mozart, Napoleón o Moliére lo tenían, y en España el gran Quim Monzó lo padece. Parece una enfermedad de genios, entonces. Seguro que ningún periodista de tabloides ingleses la tiene. Ya se nota.

martes, 15 de junio de 2010

China hace la ola al Kim Jong Il team

Por Halftown (desde Pekín)
Hoy por fin debuta Corea del Norte. Los más viejos del lugar todavía recuerdan su participación en el Mundial del 66 en Inglaterra, cuando todavía se estilaba el trofeo Jules Rimet. Entonces, Eusebio solito se bastó para remontarles un 3-0 en cuartos de final y devolverles de una patada a Pyonyang. Lo que menos gente sabe es que, cuatro años más tarde, la República Democrática de Corea fue expulsada de la fase clasificatoria para el Mundial de México por negarse a jugar contra Israel.

Y es que, en Corea del Norte, fútbol y política van de la mano. No como en EE. UU., donde Obama ve los partidos de la selección desde la Casa Blanca. Ni como en España, donde ZP se encomienda a San Vicente del Bosque para que nadie se entere de las medidas anti-crisis. Ni siquiera como en Francia, donde Sarko intenta distanciarse todo lo posible del nuevo desastre futbolístico que se avecina, mientras se hace fotos con Chabal y compañía, recientes campeones del Seis Naciones.
En Corea, según la crónica oficial, su Gran Líder, el mismísimo Kim Jong Il fue el responsable de la táctica que les llevó a la Copa del Mundo. Y eso que a Corea del Norte nunca llegó el PC Fútbol.

China, al rescate

Encuadrados en pleno grupo de la muerte, el Rooney coreano, Jong Tae-Se –que gimotea como una niña al escuchar el himno nacional norcoreano-, reconoce que un empate en cualquiera de los tres partidos les sabría a gloria. Quizá para subirles la moral, el gobierno chino ha decidido apoyar oficialmente al equipo norcoreano en su aventura sudafricana, y para ello ha mandado por DHL a un grupo de 1.000 fans profesionales, que se dedicarán a apoyar a Corea del Norte durante sus partidos.

El touroperador que maneja los viajes al Mundial en exclusiva para China, China Sports Industry Group, compró 1.000 entradas para China, y otras 1.000 para la República Democrática de Corea. A día de hoy, eso sí, sólo han vendido la mitad de los billetes, lejos de los 20.000 que colocaron cuando China hizo un ridículo espantoso –ninguna victoria, ningún gol a favor, nueve en contra- en el Mundial de 2002.
Y es que una semana de viaje a Sudáfrica le sale a los chinos por el equivalente a 8.000 euros. Para que se hagan una idea, el sueldo mensual de los trabajadores que ensamblan iPads es de 293 dólares al mes, y eso después del reciente aumento de salario en la fábrica FoxConn para evitar nuevos suicidios entre el personal.

La no clasificación china para el Mundial se anunciaba un duro golpe para el chiringuito de Blatter. Sin embargo, un estudio de Nielsen afirma que siete de cada diez chinos siguen el Mundial de Sudáfrica a través de CCTV5, la cadena estatal que compró los derechos para China, y que medio mundo utiliza para ver los partidos de gratis por Internet.
Eso significa que habrá unos 850 millones de chinos pegados a la tele, a pesar de las seis horas de diferencia con Sudáfrica. Si a primera vista no debería ser un problema para las oficinas (los partidos de las cuatro de la tarde, en Pekín son después de cenar), la realidad es que dos de cada tres chinos tienen pensado quedarse despiertos a ver algunos partidos, que acaban a las 4:30 de la madrugada hora local. Así que cuesta imaginarse un aumento de la productividad en las empresas chinas durante el mes de junio.

Sin embargo, en un país donde no se puede acceder a YouTube, Facebook, Twitter o Fútbol no es fútbol, el pueblo chino ha encontrado en la Copa del Mundo una razón para la resistencia pacífica contra su gobierno: el 45% de los chinos han decidido apoyar no a Corea del Norte, sino a Brasil. Aunque luego no puedan contárselo a nadie.

jueves, 10 de junio de 2010

Francia, vaya casa de putas

No sonreían ni en la foto oficial...

Por Rocheteau
Vale, algunos pensarán que es un poco malsonante y juro que mi primera idea fue una casa de los líos. Pero nadie me negará que, en una visión empírica del periodismo, muy ajustada a los hechos, éste era el titular que más le convenía a la gran selección bleue.

Me propongo explicar, no el asunto de las putas, que ése es inexplicable (la triste vida sexual de estos jovencitos multimillonarios, amén de su pésimo gusto), sino por qué en la selección francesa nadie se habla con nadie. Los que abjuren de las telenovelas absténganse de seguir leyendo, que la cosa no es fácil.

Francia juega mañana ante Uruguay y acertar con el once de Raymond Doménech es más difícil que adivinárselo a Guardiola. El tipo, una réplica de Javier Clemente versión republicano del 36 pasado por salsa lionesa, decidió dar un volantazo en las últimas semanas y cambiar el once. Resultado: tres tropiezos ante Costa Rica, Túnez y China. Si los jugadores se llevaban mal y se lanzaban dardos, ahora es la guerra total. Vamos a intentar explicarla.

GALLAS, ÁNGELA CHANNING VERSIÓN CENTRAL LENTO: El central del Arsenal, al que se cargó Mourinho en el Chelsea por sus intentos de influir más allá de su puesto en el campo, es el hombre fuerte de la selección. El ‘capo’ que controla los pasillos de la concentración. Se odia con Nasri, su compañero de equipo. Casualmente, el hábil centrocampista, justo el tipo que esta selección necesitaba, se ha quedado en casa. Es el hombre que susurra en la oreja de Domenech, aunque hasta ellos dos se han mosqueado ahora (ver más abajo). Ahora, los medios franceses sacan artículos diciendo que los “cadres” (los que mandan) del equipo han pedido que juegue Abou Diaby en el lugar de Gourcuff. ¡Diantres!, ¡si es íntimo colega de Gallas! Cuánto azar. Diaby es alto, musculoso, le echa ganas… pero en fin…


HENRY, ESE KISSINGER BIEN VESTIDO: Los medios franceses llevan dos días con una campaña en toda regla, montada por los amigos periodistas de Titi (sí, tiene amigos), para que sea titular. Recuerdo que Henry tiene contrato de exclusividad con la cadena que retransmite el Mundial, TF1. Anelka no mete goles, eso está claro. Porque no es un 9. Quieren que el asocial delantero del Chelsea juegue por la derecha, para dejar hueco al mayor goleador histórico de Francia. Sólo que Henry lleva tres años sin jugar de 9. Está tan rápido como el tractor de De la Morena. Y marca menos que Anelka. Benzema, en casa, ¿quizás porque Henry no le soporta? Y Gignac, que es quien de verdad debería llevar el 9 bleu, en el banquillo, porque sólo le apoya Ribéry. Cissé no existe. O lleva cascos de aparcador de aviones o se está tiñendo el pelo.

GOURCUFF, LA VÍCTIMA: Es el jugador con más clase de Francia hasta con un pie y en mañana de resaca. Está jugando mal porque Doménech lo hace jugar de mediocentro, a él, que en el Milan era ala derecha y en el Burdeos, mediapunta, su puesto. Y, sobre todo, porque los otros han decidido no darle ni un balón. Anelka ha decidido boicotearle y el otro día contra China, fue a tirar un córner y Ribéry le quitó el balón en sus narices. Es el objetivo de las campañas de Henry y Gallas. ¿El gran problema de Gourcuff? Es un chico guapo, culto dentro de lo que es un futbolista, educado y, sobre todo, blanco. Esto no tiene cojones a decirlo nadie en Francia, porque no es políticamente correcto. En una selección con camarillas y capos, Gourcuff no escucha rap, no tiene los mismos referentes, no llena los calcetines de dentífrico como Ribéry y apenas tiene colegas (es un poco el De Saux del grupo, aquel al que llamaban gay por leer el Guardian). Pasa todo el día con Planus, de su equipo, que influye menos que el utillero. Con Deschamps y Blanc no pasaban estas cosas.

RIBÉRY, POR LIBRE: Fue agarrarle de los huevos su mujer tras saberse lo de Zahia, que Ribéry no da pie con bola. Se perdió la final de la Liga de Campeones. Desapareció del final de campeonato del Bayern. No se le ha visto en los amistosos. Y encima, el chico, caprichoso como pocos, está jodido porque tiene que jugar por la derecha o de mediapunta. Ha forzado a base de caras largas a Doménech para jugar en la izquierda, y entonces la que no da pie con bola es Francia, porque Malouda va a la mediapunta. No soporta tampoco a Gourcuff, porque le ha robado el título de gran esperanza gala. Algunas de estas cosas las pone en este artículo de EL PAÍS. Pero en realidad vienen de este artículo de L'ÉQUIPE que, sin duda, Cayetano Ros se habrá olvidado de citar.

LOS TUERCEBOTAS: Sydney Govou no podría ser titular ni en Corea del Norte tal como está, pero viene de Lyon (club de Doménech), es otro de los capos, muy veterano y adorado por los 23. Doménech ha conseguido que Abidal, que acabó como un cañón en el Barça, parezca Spasic al ponerlo de central. Como si no le bastase la experiencia contra Italia en la Eurocopa, cuando tardó media hora en ser expulsado frente a Luca Toni. Dunga tiene a Alves y Maicon y sienta a uno de los dos. Domenech pondría de central al que le sobrara.

LOS INTOCABLES: Son los únicos que rinden, pero no abren la boca. Evra en el lateral izquierdo. Lloris (el único que puede salvar a Francia) en la puerta. Malouda en el mediocampo: el mejor en este momento del 11 titular, al que Doménech dejó de llevar varios meses porque no contaba con él y porque Ribéry llora si no juega en la izquierda. Sólo su temporadón en el Chelsea terminó por convencer. Sagna le pone físico en el lateral derecho y Toulalan, la verdad, yo nunca he entendido qué le ven a este chico, aparte del sentido táctico que se le atribuye siempre a los lentos. El caso es que, al menos él, no se mete con nadie.

DOMENECH: Lo único bueno de ser el tipo más odiado de Francia es que no tienes nada que perder. Parece, a tenor del último entrenamiento, que Doménech le ha dicho nones a su querido Gallas, le ha hecho los cuernos a Henry, y va a morir con su 4-3-3, con Gourcuff en el sitio equivocado, Anelka de 9 por mucho que no le marque al arco iris, Ribéry donde le gusta, la izquierda, para cargarse al mejor de su selección, Malouda, poniéndolo de mediapunta.

martes, 8 de junio de 2010

Campeón en Granada se dice campione

Por Héctor Estepa
Eran 22 años en el infierno, en el pozo de segunda B. 22 años concentrados en un partido de 90 minutos, con funestos precedentes. El Granada jugó hace 10 años un partido que el otro día en Alcorcón recorrió la mentes de todos sus seguidores. Bastaba un simple empate para ascender de categoría. Una ciudad que no había visto la Segunda división en 12 años parecía a punto de salir del pozo. Pero un solitario gol de Aguilar, otrora jugador nazarí, le dio la victoria al Murcia, que subió a la división de plata.

Ese partido fue conocido, desde entonces, como ‘el día del Murcia’. Mucho se ha hablado de él. Desde jugadores ‘untados’ (el mismo entrenador granadino, Felipe Mesones, dirigió al año siguiente al plantel rojillo en lo que hoy es la Liga Adelante), hasta alineación indebida, pasando por un misterioso café que los jugadores rojiblancos tomaron poco antes de saltar al césped y que supuestamente afectó a su rendimiento. Todo ello forma parte de la historia negra del club granadino.

Diez años tardó el Granada en encontrarse ante otro partido decisivo para subir a la división de Plata. En 2003, descendió administrativamente a tercera. Un palo para toda la ciudad. Un equipo histórico que de repente se veía jugando contra pueblos como el Arenas de Armilla o el Imperio Albolote. Cuatro años tardó en volver a la categoría de bronce, y lo hizo de mano de Paco Sanz, hijo del ex presidente madridista Lorenzo Sanz. El partido de la vuelta a la división de bronce, contra el Guadalajara, congregó a 17.000 personas, lleno total, en el coliseo granadino.

Pero la entidad se desmoronaba, la deuda era estratosférica y el empresariado e instituciones de la ciudad no respondían. El club estaba al borde de la desaparición tan sólo hace un año. Paco Sanz dimitía y dejaba la presidencia del club a Ignacio Cuerva, un joven empresario granadino, que con ayuda de los socios consiguió evitar la desaparición.

Este fue el punto de inflexión del Granada. A partir de ahí, la resurrección. Llegaba un grupo inversor italiano. Gino Pozzo, dueño del Udinese, se convertía en el mecenas del Granada CF. Y de su mano desembarca el hombre clave: Quique Pina, denostado en Granada desde que vendiera el Ciudad de Murcia al Granada 74, al que se vio como un rival.

Representante de decenas de jugadores, en menos de dos meses formó la mejor plantilla de los 80 equipos que participan en Segunda División B. La táctica, sencilla. Hacer que el Udinese firmase a los futbolistas que le interesaban, algunos representados suyos, para después cederlos al Granada. Pero no simplemente eso, sino que consiguió el pase temporal de algunos de los jóvenes más prometedores del conjunto italiano, como el francés Nyom, un lateral derecho, muro defensivo y gran carrilero, por el que han preguntado conjuntos como el Atlético de Madrid, o Rodion Ighalo, delantero nigeriano de gran calidad, con un disparo formidable y muy habilidoso dentro del área, por el que suspiran varios conjuntos de campeonatos superiores.

A mediados de la presente campaña, Cuerva dimite en su puesto de presidente, y el único que se presenta como sucesor es Quique Pina. Nadie se había planteado disputarle el puesto. Al poco tiempo, el murciano se convirtió en presidente del Granada CF.

A ocho jornadas del final, Pina toma su decisión más arriesgada. Destituye al entrenador cuando el equipo es segundo a tres puntos del líder Melilla. Sin embargo, desde entonces el equipo no volvería a perder un partido hasta terminar primero del grupo IV primero, vencer al Alcorcón después para consumar el ascenso y, por último, coronarse como Campeón de la Segunda División B.

El objetivo inmediato del Granada es no volver a caer en el pozo de la Segunda División B. Pero Pina es más ambicioso y ya negocia con el Udinese la cesión de jugadores de su propiedad. Sin embargo, en la parcela económica, el club afrontará este verano el final del proceso concursal y su reestructuración como SAD. Muchos ven este paso como el definitivo para que el club se modernice y que comience una nueva era en este histórico del fútbol español. El verano se prevé movidito en el fútbol granadino, para gran alegría de sus aficionados.

miércoles, 2 de junio de 2010

Leo Messi contra el dilema de D10s

Por Halftown
Echando una vista a los últimos Mundiales, no hace falta ser Sherlock Holmes para darse cuenta de que, como en los Juegos Olímpicos, parece haber una regla no escrita sobre la rotación de continentes. La diferencia está en que, mientras en los JJ. OO. rota el organizador, en el torneo de la FIFA el que rota es el campeón.

Con Asia, Africa y Oceanía presentes para darle color y buen rollito al tema, desde que Argentina ganó su propia Copa del Mundo en 1978, los campeonatos se han repartido equitativamente entre Europa y América, uno tú y uno yo.

Según esa lógica, en 2010 le corresponde a América llevarse el trofeo a casa. Y América todos sabemos lo que quiere decir: Argentina o Brasil, tanto monta.

Hace un par de semanas, la revista Wired publicaba una boutade en forma de regresión que pretendía anticipar el desarrollo del Mundial. Daba como campeón a la canarinha en una final contra Serbia. Dado que cuesta imaginarse al Brasil de Dunga, Felipe Melo y Luis Fabiano llevándose el gato al agua –personalmente, prefiero ni pensarlo-, parece que Argentina puede tener más chance (que dirían ellos).

A pesar de haber dejado a Cambiasso y Zanetti en casa, a pesar de llevar a Bolatti y a pesar de la cantidad de los otros múltiples bandazos que ha dado su seleccionador, siguen estando arriba Messi, Agüero, Higuaín y Tévez. Cuesta recordar a una ristra de delanteros de un mismo país que acumulen más goles que esos cuatro. Parece que Argentina puede permitirse jugar como el Barça de Cruyff, a intercambiar golpes, y salir ganador.

El personaje por encima del futbolista

Precisamente estaba viendo el otro día el documental que hizo Kusturica sobre Maradona (hay momentos en que uno ya no sabe quién de los dos tiene el ego más por las nubes) y no dejaba de pensar en que jamás veremos un documental parecido sobre Leo Messi.

Que no se me entienda mal, Diego Armando me parece tan genial con el balón como cretino sin él. Messi, sobre el campo, creo que está –a falta de ganar un Mundial- más o menos al mismo nivel.
El problema es el personaje. Mientras Maradona tiene una vida que parece sacada de una novela – suburbio infame/talento precoz y extraordinario/revancha de Malvinas/líder de la Italia pobre/drogadicto/revolucionario de boquilla/showman/milagrosa resurrección-, Leo Messi tiene poca cosa.

Como machacan los medios españoles a cada nueva hazaña del 10 del Barça, en la biografía de Messi están su problema de crecimiento y la historia de la servilleta firmada por Charly Rexarch. Y ya está. Nunca una palabra más alta que otra, nunca una novia famosa, nunca una excentricidad propia de los genios. Ni siquiera Inda se molesta en inventarle un flirteo con Abramovich para desestabilizar al personal. Los dos justificaban el precio de la entrada. Maradona en cambio trasciende el balón, es un símbolo.

El Mundial de 2010 parece la ocasión de oro de Leo para igualar al futbolista que fue Diego Armando. Para eso, al revés de lo que ha parecido hasta ahora, el hoy seleccionador tendrá que ser lo suficientemente inteligente para entender que el triunfo sobre el campo de Messi no haría sino engordar el mito de Maradó.